Olvídate del miedo a emprender algo nuevo, del miedo a emprender un negocio, porque cuando hablamos de emprendimiento, uno de los principales ingredientes definitivamente es el riesgo financiero. Y si, es una palabra que escuchamos a menudo, de todos aquellos que se han lanzado al ruedo con sus ideas, sus proyectos y han triunfado.
“Quienes no arriesgan están en el camino hacia el fracaso garantizado”.
Mark Zuckerberg
Es que cuando decides emprender, el riesgo financiero es una constante, porque todo el tiempo estarás tomando decisiones, eligiendo entre la píldora roja o la azul (como en la película de Matrix), sin tener certeza de si tus decisiones son las adecuadas o no. Y es con esas decisiones y asumiendo esos riesgos, que llegarás a resultados extraordinarios, esos que siempre has soñado.
De hecho, en cada área de nuestra vida, cada día, hay riesgos. Porque el riesgo no es otra cosa que la posibilidad de que se produzca un contratiempo o que alguien sufra algún tipo de daño. Es una “posibilidad”, o sea que “puede pasar”, no necesariamente significa que “va a pasar”.
El riesgo financiero es solo una posibilidad que está en nuestra mente.
Una posibilidad es una idea, o sea, es algo que puede pasar, pero no ha pasado aún. Así que inicialmente, un riesgo se crea solamente en nuestra mente, es un pensamiento.
Hay riesgos que son inminentes, por ejemplo, si no sé manejar y me voy en un carro a toda velocidad por una autopista, hay altísimas probabilidades de que tenga un accidente. Este tipo de riesgos son irresponsables e innecesarios y suelen ocurrir cuando no me he preparado o entrenado para algo y luego lo hago, lanzándome a unas obvias consecuencias desastrosas.
O bueno, aquí va uno aún más interesante: Quiero emprender, pero no defino mi nicho, ni aprendo sobre el negocio primero, y entonces me endeudo para montar mi empresa y lo más probable es que no funcione. Yo no tomé el riesgo de ser emprendedor, tomé el riesgo de ser emprendedor sin entrenarme, y esa es la razón de mi fracaso, porque las posibilidades de fracasar en algo de lo que no sabes son muy altas.
Sin embargo, hay muchos riesgos que sólo viven en nuestra cabeza y tienen unas dimensiones que no corresponden con la realidad. Por ejemplo, hay personas que le tienen pánico a hablar en público y creen que si lo hacen corren el riesgo de embarrarla y hacer el ridículo. Para ellas, en su mente el riesgo es altísimo, pero aterrizándolo a la vida real, no es tal.
Veamos otro ejemplo: Quiero emprender porque quiero ser independiente y libre financieramente, pero resulta que cuando yo era pequeño, mis papás tuvieron un negocio y quebraron, la situación económica fue dura y la experiencia fue traumática. Entonces, yo creo que emprender es muy riesgoso y prefiero quedarme en mi empleo estable y no trabajar por mis sueños.
Como no tengo claro que el riesgo financiero no es un hecho, sino una posibilidad, pues dejo que mi cabeza me juegue una mala pasada y me aleje de conseguir lo que quiero. Pero una vez entiendo que es mi mentalidad la que me inmoviliza frente al riesgo, puedo trabajar en transformar esas creencias a mi favor.
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El riesgo suele estar conectado con nuestros miedos.
El riesgo financiero que hablamos aquí sólo está en nuestra mente (como son la mayoría), los podemos aprender a manejar, porque finalmente están directamente conectados con nuestros miedos, y cuando dejamos de sentir miedo, el riesgo desaparece.
Volviendo al ejemplo de hablar en público, que es muy común, si esa persona da una pequeña charla a 4 o 5 personas, puede que se sienta incómoda y titubee un par de veces, pero una vez termine se dará cuenta que no era tan grave como pensaba. Y si lo sigue haciendo, cada vez con más personas y en entornos más retadores, ese miedo irá desapareciendo y ya no le parecerá riesgoso hacerlo, incluso puede que lo empiece a encontrar placentero.
Y bueno, ¿cómo podemos quitar ese miedo a emprender? Bueno, cada vez que percibamos un riesgo, lo primero que podemos hacer es evaluar si es un riesgo financiero real o si está condicionado por nuestras creencias.
La razón por la que los emprendedores aprenden a vivir de la mano con el riesgo financiero (superan el miedo a emprender) y lo hacen parte de su equipo, no es porque sean súper héroes y tengan poderes especiales que tú no. Es porque saben que el riesgo es solo una posibilidad, sin embargo ellos eligen es pensar en las posibilidades del éxito, y triunfan.
Los emprendedores entienden que no se trata de lo que pueden perder, sino de lo que pueden ganar, que por lo general es mucho más.
Como dice el dicho “El que no arriesga un huevo no tiene una gallina” ¿Tú no arriesgarías un huevo por tener una gallina? Lo peor que podrías perder es un huevo, pero si ganas una gallina, eso te va a representar mucho más que un huevo, así que tienes mucho más por ganar que por perder.
Si logras entender y manejar tus miedos, ese que te genera el miedo a emprender, lo más probable es que te conviertas en una persona capaz de enfrentar y asumir el riesgo de una manera efectiva, lo cual seguro te ayudará a alcanzar todas las metas que te propongas en la vida, y no solo hablo del tema del emprendimiento.
No se trata de asumir riesgos innecesarios.
Y bueno, complemento con algo más para tener en cuenta, ya que la vida no se trata de andar por ahí arriesgándonos sin necesidad, sino de aprender a asumir inteligentemente los riesgos que se nos van presentando para así poder llegar al siguiente nivel. Esto es algo que me gusta llamar riesgos calculados.
Es que las personas que creen que el exceso de osadía es una gran virtud, por lo general terminan metidos en problemas, y más aún en inversiones por internet, donde hay que controlar la ambición y así sea importante ser arriesgados, ser también algo precavidos, ya que ser irrespetuosos con los riesgos en la vida no es algo valiente, sino estúpido.
Si yo quiero lanzarme en paracaídas, lo primero que debo hacer es buscar un lugar especializado, aprender y practicar lo necesario, antes de tirarme desde miles de metros de altura y terminar como una estampilla por ahí. Si no le doy el valor al conocimiento que necesito adquirir para hacer cualquier cosa en la vida y evalúo los riesgos concienzudamente, lo más probable es que termine mal.
¡Así que tranquilo, si consideras que no eres una persona arriesgada, eso puede cambiar con entrenamiento, tampoco tienes que convertirte en alguien que no eres, pero si aprender a identificar lo que te genera ese miedo a emprender, y combatirlo con acción!
Es que culturalmente relacionamos el ser “arriesgado” con tener una personalidad temeraria y aventurera, y no es necesariamente así. Cada cual, con su forma de ser, puede aprender a asumir riesgos de manera calculada. La idea es aprender a asumirlos de manera controlada y reducirlos al máximo, por lo que incluso, las personas menos “arriesgadas” terminan tomando las mejores decisiones, porque no son impulsivas y son capaces de medir las consecuencias de una manera más sensata.
Entonces, si eres una persona muy arriesgada, aprende a minimizar esos riesgos al máximo y entrénate para no meterte en situaciones que te alejen de tus metas, y por otro lado, si no eres una persona arriesgada, revisa tus creencias y tus miedos, aventúrate a salir de tu zona de confort, y descubre que esos riesgos de los que tanto has huido, son las mejores oportunidades para hacer realidad tus sueños y desarrollar todo tu potencial.
Nos vemos en el próximo post… ?